EL QUE DIGA QUE LA GENTE JOVEN NO QUIERE COMPRAR EN COMERCIO TRADICIONAL ES QUE NO CONOCE LA CARNICERÍA DE ESTRELLA Y A SU CLIENTELA.
Secretaria en el sector de la construcción, se casó y aterrizó en el 82 en la pequeña carnicería familiar en la que trabajaba su marido en San Agustín de Guadalix. Por aquel entonces, Estrella decía no saber nada del sector y ahora es toda una profesional que se ha ganado la confianza del público más joven de su zona, así como del más veterano.
Los años 90 trajeron una transformación en los hábitos de consumo y, lejos de quedarse con los brazos cruzados, Estrella se convirtió en una de las primeras alumnas de los cursos de Fedecarne que hasta el momento habían estado copados por un público masculino; logrando que su establecimiento fuese pionero en aplicar conceptos por entonces tan desconocidos como marketing o escaparatismo.
¿Qué ha sido lo más difícil de trabajar en un sector tan masculino?
He tenido la suerte de contar con un marido que siempre me ha apoyado y valorado, pero te encuentras con muchas dificultades. En los cursos había gente que me trataba muy bien y otros que se reían de mí, algunos proveedores preferían hablar con mi marido porque era hombre y, por otra parte, las propias mujeres a veces somos nuestras peores enemigas. Cuando era joven tuve que ganarme con paciencia a las señoras mayores que no se fiaban de mí. Sin embargo, en los 90 el público cambió y los jóvenes buscaban los consejos del profesional. Ahí me gané la confianza del público y empecé a ser imprescindible para sus barbacoas en la piscina, las cenas con sus amigos o las comidas con su suegra.
Pese a todo, las dificultades se superan y este oficio se ha convertido en la vida de mi familia. El establecimiento es parte vital de nuestro núcleo; nos ha dado carreras universitarias, másters, nuestra casa, una clientela fantástica que nos quiere y nos respeta… todo.
¿Cómo comienza tu relación con Fedecarne?
Con la bajada de ventas de principios de los 90, decidí recorrerme Madrid viendo lo que hacían otros establecimientos para atraer al público y me apunté a un curso de elaborados. Recuerdo como si fuera ayer cuando entró el Presidente D. Manuel Barcenilla, me miró porque era la única mujer y me dijo con su acento castizo “¿Y esta señorita que hace aquí?”. Me presenté, ese mismo día me hice socia de la Federación, comencé a ir a todos los cursos e hice caso al mensaje que siempre nos habéis transmitido: “si se quiere, se puede».
¿Es mejor la lucha por separado o un tándem hombremujer?
Sin duda la opción mixta. La mujer tiene una gran intuición y suele ser muy buena tratando con el público. El hombre normalmente tiene más fuerza para detenerminadas labores, así que el trabajo en equipo es una opción perfecta.
Un mensaje para todas las carniceras actuales y futuras…
Tenemos que ser valientes y salir a la palestra. Algunas han estado mucho tiempo a la sombra de un hombre, en un segundo plano. Yo misma estuve en esa situación al principio, pero cuando tuvimos que montar nuestra segunda tienda acudí a Federación, empecé a tomar las riendas y a captar nuevas ideas, lo que fue una gran decisión.