85 años en los que el sector ha experimentado grandes cambios para adaptarse a los nuevos tiempos y a unas formas de comprar radicalmente distintas a las de los inicios de nuestra actividad.
¿Cómo era el consumidor de antes y cómo es hoy? Hagamos un recorrido de la mano de nuestra historia para analizar brevemente estos cambios.
Mercados vs tienda de calle
En los años 30 y cómo nos contaba Cesáreo Gómez, cuando él comenzó como carnicero, lo que triunfaba por entonces era la tienda de calle. Pero poco tiempo después irrumpieron los mercados, que erigidos en sitios estratégicos de la ciudad y con una venta añadida de agilidad que añadían a las compras, hizo que el público girase su vista y sus compras hacia estos nuevos espacios comerciales, buscando su comodidad.
La restricción de la oferta
Los años 40 se iniciaban en una de las peores coyunturas del siglo. Tan sólo un año antes había finalizado la Guerra Civil Española y se iniciaba la dictadura de Francisco Franco, que marcaría el devenir de la sociedad española en los siguientes años y décadas y a nivel internacional estallaba el Segundo Conflicto bélico mundial.
Para la mayoría de los españoles, los años 40 serían los más duros, especialmente el año 1947, que sería recordado como el año del hambre. A mediados de los 40, como ponía de manifiesto nuestro querido compañero Luis Pardo, “lo poco que se podía vender era de extraperlo”. El suministro a las carnicerías, al igual que en otros sectores, estaba racionado a través de una cartilla, que daba derecho “a tan sólo 4 kilos cada 15 días».
Fue una época, en la que el racionamiento y la escasez marcaron las formas de vender y comprar. Una época donde ni el vendedor pudo elegir lo que vendía, ni el consumidor lo que compraba, adquiriendo este lo que a duras penas encontraba en las tiendas.
Los 50 son sinónimo de libertad comercial
Dicen que después de la tempestad llega la calma y para el comercio en España los años 50 fueron de tranquilidad y de libertad comercial. Nuestro emérito maestro Francisco Rodríguez nos recordaba cómo era entonces la relación con sus clientes y cómo compraban entonces los madrileños en la popular calle de Marqués de Urquijo.
“Un trato entonces muy familiar, dado que los barrios eran como pueblos. Era una época donde existía un gran sentimiento de comunidad, donde la confianza era moneda de cambio y donde el comerciante, carnicero en nuestro caso era uno más de esa gran familia».
En los años 60, el ritmo de vida era diferente y quien tomaba las decisiones de qué y qué no se compraba en el hogar le correspondía a la mujer. Una fémina que aún no había comenzado a emanciparse profesionalmente hablando y que se dedicaba sobre todo a “sus labores”, repartiendo su día en actividades como dejar a los niños en el colegio, la compra, limpiar la casa, hacer la comida y vuelta a empezar. Y las familias, eran familias en el más amplio sentido de la palabra dando lugar y espacio a cuantos hijos llegasen.
El formato que imperaba entonces en las ciudades era la tienda de proximidad, las tiendas de toda la vida y los mercados y galerías estaban ocupados por un sinfín de comerciantes que conocían a la perfección a sus clientes. Vendedores y consumidores se tuteaban, se preguntaban por la familia y se preocupaban los unos por los otros. Entonces los carniceros, los charcuteros, los polleros y los casqueros, sin CRM´s eran capaces de ofrecer y asesorar a sus clientes.
Las grandes superficies irrumpen en los 70-80
Son los años en los que comienzan a proliferar e implantarse las grandes superficies, como consecuencia entre otras regulaciones, de la liberalización de horarios; pero también de importantes cambios sociales que plantearon nuevas reglas desde el lado de la oferta y también del lado de la demanda.
La mujer de los años 60, pese a convivir con la de los 70 y 80, se transforma. Comienza a incorporarse al mundo laboral y ya no puede ocuparse de llenar su cesta de la compra diariamente y ante esto el mercado, como ente vivo, reacciona.
Las familias tienen que seguir comprando y comiendo, pero ya nunca lo harán bajo un único formato, e hipermercados, supermercados y grandes superficies, situados en zonas periféricas, explotarán durante muchos años dicho cambio social.
Los 90 se convertirán en la era de la promoción y la oferta
La compra en el hipermercado parece integrarse en el ocio familiar y son muchas las familias que los sábados acuden con sus hijos y con el carrito a rebosar compran lo que se necesita y también lo que no, estimulados por el producto de impulso y la enorme intensidad de promociones y ofertas.
Entre los años 80 y 90, como efecto colateral de esta nueva tendencia de consumo, los mercados y galerías iniciaron su modernización, innovando y adaptando su oferta y estilo a los nuevos hábitos de consumo.
S. XXI. El nuevo milenio y el comercio disruptivo
La crisis económica, los cambios demográficos y la llegada y adopción de las nuevas tecnologías por parte de empresas y ciudadanos han transformado radicalmente las formas de consumir.
Cauteloso, a raíz de la crisis, el consumidor ya no realiza las grandes compras que antes sí hacía. La gente comienza a realizar compras semanales o incluso compra alimentos cuando estos se le acaban.
En este cambio, el comercio especializado de proximidad, salía beneficiado, si bien las grandes insignias conscientes del cambio, han implantado en los dos últimos años docenas de supermercados en el centro de las ciudades para competir directamente con el comercio especializado tradicional.
Por otra parte la experiencia de compra se hace básica. El consumidor se ha hecho más exigente y megalomaníaco perdido, demanda productos más complejos y experiencias de compra que le gratifiquen.
Ya no sólo pretende adquirir un producto, ahora desea que producto, tienda, atención, etc, se unan para ofrecerle una experiencia global que le impulse a volver a realizar una compra.
Y por último, y no por que no haya más cambios, ni nos apetezca contarlo, sino porque en algún momento tenemos que obligarnos a poner punto final al artículo, tenemos que hablar de la tecnología y cómo ha influido en la relación del consumidor con las marcas y en los hábitos de compra y consumo.
Inevitablemente el mercado de proximidad, aunque ya lo está haciendo, tendrá que redoblar esfuerzos para seguir innovando. Pero lo que también es un hecho como así lo manifiestan expertos, es que las tiendas y mercados de toda la vida están volviendo a resurgir con nuevas fórmulas de especialización, localizaciones, productos y experiencias que les están convirtiendo de nuevo en referentes de la alimentación.
Gracias de verdad por habernos acompañado estos 85 años, y al consumidor por creer y haber confiado todas estas décadas en el carnicero-charcutero especializado para hacer sus compras de carne, quesos y embutidos. Esto no ha hecho más que empezar. Son enormes las oportunidades que existen por delante, el comercio está de moda y debeos aprovecharlo a nuestro favor. Tenemos mucho camino que recorrer y muchos aniversarios que celebrar. ¡Feliz 2017!