Estar sometidos a niveles de ruido constantes puede afectar a nuestra salud provocando molestias y un deterioro tanto físico como mental. En este sentido, la actividad artesanal que se desarrolla en los establecimientos de carnicería, pollería, charcutería y casquería ocasiona ruidos continuos debidos al funcionamiento de los distintos equipos de refrigeración y otros propios de la actividad, así como los denominados “ruidos de impacto», como pueden ser la bajada de cierres, ruidos producidos por los golpes necesarios en el despiece, fraccionamiento, envasado…
Todo ello genera altos niveles de ruido, que tiene numerosos efectos perjudiciales en nuestra salud, siendo una de las causas principales de pérdida auditiva en el sector del comercio especializado de la carne y sus derivados.
Además de la problemática que se puede desarrollar tanto en nuestra salud como en la de nuestros clientes, en muchas ocasiones, estos niveles de ruido se traducen en molestias y repercusiones en la salud de los vecinos colindantes, provocando sanciones legales, cierres de nuestras actividades y pudiendo influir, así, en nuestra salud y la de nuestros los trabajadores.
¿Qué medidas podemos tomar para reducir los niveles de ruido?
- Diseño de instalaciones: utilizar el aislamiento necesario en las distintas zonas de trabajo, contando para su diseño con profesionales.
- Inversión en máquinas con bajo nivel de ruido.
- Mantenimiento adecuado de la maquinaria.
- Eliminación de vibraciones a través de amortiguadores de impacto, por ejemplo, en los tajos o mesas en las que se dispone maquinaria que pueda emitir ruido y vibraciones.
- Compartimentar con pantallas las distintas zonas de trabajo que aíslen las ondas acústicas e impidan su transmisión.