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Energía extra para el verano

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El verano es un no parar para los más pequeños de la casa. Campamentos, piscina, playa, excursiones, viajes, carreras y risas, llenan de actividad sus meses estivales. La libertad y la falta de horarios estrictos durante esta época del año, junto con al calor, influyen en nuestros hábitos alimenticios y nos hacen descuidar en ocasiones unas pautas de alimentación sanas adquiridas durante los meses previos. Pero no debemos olvidar que la alimentación es tan importante como el sueño y si queremos que nuestros hijos aprovechen correctamente su tiempo de ocio tendrán que gozar de una buena salud, jugando un papel fundamental una correcta alimentación que les ayude a disfrutar del verano, manteniendo cargadas sus baterías al máximo.

Una hidratación óptima será el mejor punto de partida. El consumo de frutas, en todas sus variantes, compotas frescas, zumos y batidos les ayudarán a superar el calor de esta estación. Pero aparte de los obligados, tendremos que incorporar en sus dietas distintos aportes vitamínicos y proteicos que les mantengan activos y saludables.

Proteínas: combustibles naturales

Los niños y adolescentes necesitan más proteínas que los adultos debido a que están en pleno desarrollo. La proteína de la carne tiene en su composición aminoácidos esenciales, es decir, nuestro organismo no los puede sintetizar, sino es a través de su ingesta directa. De alto valor biológico, la proteína aportada por la carne, debido a su elevada composición en aminoácidos y su digestibilidad, se aprovecha entre el 85% y el 100%, influyendo directamente en el proceso de reconstrucción de nuestros tejidos.

Alimentos ricos y no sólo en hierro

La intensidad física propia de estos meses puede llevar al cansancio y la fatiga. Si queremos evitar estas situaciones y fomentar que nuestros hijos disfruten al máximo de su tiempo de ocio, tendremos que incluir alimentos ricos en hierro.

El hierro es un nutriente esencial y como tal, debe ser ingerido para que nuestro organismo pueda asimilarlo. Es responsable además de que la hemoglobina funcione correctamente, aportando oxígeno a las células del cuerpo y contribuyendo directamente al desarrollo cognitivo normal de los niños.

Su carencia puede tener repercusión directa en el rendimiento infantil, originando un bajo nivel de actividad física y concentración.

Para evitar estas molestas situaciones, el bocadillo es el aliado perfecto, fácil como es de introducir en las mochilas y hábitos de vida nuestros hijos.

Es un formato práctico, que se puede degustar en cualquier sitio y momento y que si preparamos con derivados cárnicos del cerdo, comochorizo, jamón serrano o salchichón, ricos en hierro, habremos matado dos pájaros de un tiro y nuestros niños podrán seguir disfrutando de su verano y comer de forma saludable.

Otros productos cárnicos como la butifarra, la mortadela o las salchichas frescas también facilitan un aporte de hierro adecuado en la dieta.

Pero no sólo en su merienda es ideal, la carne de cerdo de capa blanca es un alimento ideal para incluir dentro de una dieta completa y equilibrada y podemos también introducirla en cenas. De hecho, las recomendaciones de consumo de carnes magras, como algunos cortes de carne de cerdo, es de entre 3 y 4 raciones por semana (100 – 125 g cada ración), según la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, eligiendo cortes magros como el solomillo o la cinta de lomo.

Estos cortes magros de la carne de cerdo aportan proteínas, que contribuyen al mantenimiento del sistema músculo-esquelético en condiciones normales, minerales como el zinc, que favorece el funcionamiento normal del sistema inmunitario, y vitaminas del grupo B, las cuales destacan por su participación en el correcto funcionamiento del sistema nervioso.

Los cortes magros del cerdo, como el lomo, sólo contienen 2,65 g de grasa por cada 100 g, menos que la que contiene un muslo de pollo (2,8 g por cada 100 g). Además, cerca del 70 % de la grasa de la carne de cerdo es subcutánea, por lo que se puede eliminar fácilmente. Por otra parte, el lomo de cerdo tiene un bajo contenido de grasas saturadas y, un menor consumo de estas, contribuye a mantener niveles normales de colesterol.

>>> Si queremos evitar el cansancio y la fatiga y fomentar que nuestros hijos disfruten al máximo de su tiempo de ocio, tendremos que incluir alimentos ricos en hierro.

La carne de cerdo puede incluirse en todas las etapas de la vida, desde los más pequeños hasta los mayores. En este sentido, los más pequeños pueden encontrar en los cortes magros de cerdo, como el lomo o el solomillo, un alimento que les ayude a alcanzar un crecimiento óptimo, debido a que es fuente de proteínas y fósforo, necesarios para el crecimiento y el desarrollo normales de los huesos en los niños.

No nos olvidemos tampoco de las mamás. Las mujeres en edad fértil son las que más sufren carencias de hierro debido a las pérdidas de sangre producidas por los ciclos menstruales. Por lo tanto, es recomendable incluir productos cárnicos con alto contenido de hierro en su dieta, ya que el hierro aportado por los alimentos de origen animal es mucho mayor que el aportado por los alimentos de origen vegetal.

Y los más mayores, por su parte, encuentran en los cortes magros de la carne de cerdo, como el lomo, un alimento con un bajo contenido en grasa, adecuado para incluir dentro de su dieta.

Pero si prefieres el vacuno, argumentos para su consumo, los hay de sobra, puesto que el solomillo y la aguja de este animal son las piezas que poseen un mayor contenido en hierro, seguidos de la espaldilla y la falda.

Refuerzo zinc-munológico

En el verano aprovisionamos nuestros botiquines con un extra de tiritas y mercromina. La ropa de verano deja más partes del cuerpo al aire y las caídas y respectivas heridas son inevitables, así como la intensa exposición al sol. Cuando vayas a comprar los productos de parafarmacia, no olvides incluir en la cesta de la compra, alimentos ricos en zinc. Muy presente en la carne, es un componente de vital importancia ya que ayuda a cumplir una amplia variedad de funciones, entre otras, curar heridas, contribuir a tener un sistema inmune fuerte capaz de ofrecer resistencia a infecciones y a presentar una piel sana. La paletilla de cordero quizás sea la pieza que goza de mayor contenido de zinc, pero le siguen muy de cerca el morcillo y la aguja del vacuno o las de cerdo. En derivados podemos encontrar también porcentajes considerables de este mineral en el jamón cocido, serrano y el chorizo ibérico.

Cremas solares vs Vitamina D

En verano, los niños realizan gran parte de su actividad al aire libre. El sol como todo en la vida, es bueno, pero en su justa medida. Además la multiplicación de casos de cáncer de piel en los últimos años, hace que todos estemos más concienciados de la importancia de su cuidado y protección.

Los consejos básicos para evitar problemas de piel es no exponer a los niños a la radiación solar en las horas centrales del día y protegerlos con cremas de alto factor de protección solar.

El problema es que las cremas solares tienen el inconveniente de bloquear la producción de Vitamina D en la piel, fundamental en la síntesis del calcio y en el correcto funcionamiento del sistema inmunológico. Así que nuestra recomendación es intentar que nuestros niños pasen al día unos veinte minutos al sol, sin ningún tipo de protección solar, bien a primera hora de la mañana o última hora de la tarde, donde los rayos solares son menos nocivos.

En resumen >>> La lógica impone como siempre, el mantener una dieta equilibrada. Esta no debe estar reñida con el disfrute de las vacaciones. Sólo tendremos que ajustarla a la oscilación de temperaturas impuestas por el sol y al exceso de gasto energético de nuestros pequeños, incluyendo en su dieta todos los alimentos necesarios para conseguir un estado óptimo de nutrición; suministrando en su justa medida, suficientes proteínas, minerales y vitaminas y aportando calorías en suficiente calidad para el desarrollo de su actividad diaria.

Categorías: Noticias, Nutrición
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