Ya estamos una vez más en la que se supone la época más dulce del año, la Navidad, y digo supone porque este año más que dulce será agridulce por todo lo que nos ha tocado y está tocando vivir.
Ha sido un año de contrastes, de tristeza por las personas que ya no están, pero también se ha producido un redescubrimiento del comercio especializado de la carne, por parte del público. Este se ha acercado más a nuestros mercados y a las tiendas de barrio y ha comprobado el estupendo producto y el maravilloso trato que ofrecéis. Y las familias, aunque obligadas a cocinar más en casa, han disfrutado de las elaboraciones de nuevas y diferentes recetas.
¡Ojalá que muchos de estos nuevos hábitos hayan llegado para quedarse y hacernos ver que existe otro modo de comprar y de alimentarse, eligiendo productos frescos, de proximidad y de calidad!
Sin embargo, la cara menos amable la pusieron aquellos que, una vez más, aprovechan cualquier oportunidad para hacer campaña, esta vez en contra de las carnes y derivados, descalificando nuestro producto y nuestro sector, pero al mismo tiempo copiando todos nuestros atributos, y que olvidándose de las familias que viven de este oficio y de su saber hacer, nos hablan del “poderoso lobby cárnico”. Es cuanto menos paradójico, porque la realidad es que ha sido otro poderoso lobby el que ha influido en los políticos europeos para que no se atrevan a proteger denominaciones cárnicas consagradas por el uso y la tradición, y dejar esa “patata caliente” a los países miembros para que decidan si un preparado vegano o vegetariano con forma redondeada pueda o no denominarse hamburguesa.
Tendremos que seguir trabajando para que un país como España, con una amplia tradición gastronómica en carnes y chacinas, único país de la UE con una normativa propia que establece qué son los derivados cárnicos, sus ingredientes y sus denominaciones, siga trabajando por defender estos productos y diferenciarlos de otros que no son mejores ni peores, pero sí diferentes. No nos oponemos a que existan, faltaría más, es una oferta más a disposición del consumidor, pero sí a que se apropien del nombre, cuando por otra parte reniegan de nuestra materia prima.
Hay que ser algo más coherentes, señores.
Pero bueno, se acerca la Navidad, y debe ser un momento amable de reunión familiar, respetando, eso sí, todas las medidas y normas de seguridad propuestas por nuestras autoridades sanitarias, para recordar a los que no están, para seguir apoyando a todos los profesionales que trabajan sin descanso para que todos estemos bien y toda nuestra sociedad funcione como una maquinaria perfecta, y a nuestro comercio de proximidad.
Hay que sacar fuerzas de flaqueza y animar a las familias a hacer sus compras navideñas en el comercio de cercanía, a preparar con el mismo cariño de siempre las cenas y comidas festivas y a disfrutar de una época del año en la que los niños con su ilusión y su inocencia son protagonistas.
Y también este año, más que nunca, debemos aprovechar para compartir con aquellas familias más desfavorecidas que van a tener dificultades para poner comida en sus mesas. Nuestra solidaridad debe estar con ellos y con los bancos de alimentos que están haciendo una labor digna de elogio en estos momentos. Es labor de todos apoyar estas iniciativas para acabar con estas “colas del hambre” impropias de un país como el nuestro y de una época como la actual.
Recordaros que también en el 2021 estaremos como siempre ahí para ayudaros en este camino del cambio, que nunca es fácil, pero que con los compañeros adecuados se puede emprender y llevar a éxito.
Desde Carnimad, su equipo, su Junta directiva y yo misma os deseamos ¡una muy feliz y solidaria Navidad!
Firmado: María Sánchez, Directora General de Carnimad
