Hace unas semanas se vendió un chuletón de 11 kilos y 300 gramos. Una cifra que lo convertía en una de las piezas más grandes vistas nunca, teniendo en cuenta que, normalmente, el peso de los chuletones que se venden al público oscila entre 1 y 3 kilos.
Esta pieza provenía de un buey de raza rubia minhota, autóctona del noroeste de la Península, que llegó a pesar 2245 kg. El buey, bautizado como Mazinger (en referencia al personaje animado de ficción de la década de los 80), se había criado en León, aunque pertenecía a una empresa cárnica guipuzcoana, y tenía 10 años en el momento del sacrificio. El secreto del gran tamaño de este ejemplar parece estar en la alimentación natural del animal, sin duda de una especial genética, a base de maíz ensilado y pasto.
Uno de los responsables de la empresa cárnica que vendió esta pieza reconocía que no existían registros en los que se reflejara una chuleta de tales dimensiones y peso, a pesar de ser una entidad que lleva en el oficio más de 40 años.
Teniendo en cuenta su singularidad y atractivo, la pieza alcanzó un valor de 1200 euros en el mercado. Fue un restaurante de Torremolinos (Málaga) el que la adquirió finalmente y, según reconocía el dueño, tuvieron que hacerse con una fuente especial para poder servirla. El chuletón fue rápidamente reservado por un grupo de 16 personas para degustarlo y disfrutarlo.