No hay mal que por bien no venga y, aunque desearíamos que la Covid-19 no hubiese existido y poder borrar todas las consecuencias negativas que ha dejado a su paso, a todo podemos verle el lado bueno. Siendo positivos, pero también realistas, nuestro sector empezó con suerte la cuarentena al no verse obligado a cerrar. Bien es cierto que después sí se vio obligado a doblegar esfuerzos para adaptarse a las demandas que surgieron; pero esa situación, que por aquel entonces parecía un problema, ha sido el desencadenante de la necesaria actualización del comercio de proximidad.
La potenciación del reparto a domicilio y el uso de las nuevas tecnologías en el comercio especializado era ya una necesaria realidad desde hace tiempo; muchos hace años que se estaban poniendo las pilas a tal respecto; a otros les ha pillado por sorpresa al estallar la Covid-19; algunos han hecho los deberes a marchas forzadas durante el confinamiento; y otros aún se lo están pensando, pero sin duda saben que tienen que hacerlo y más pronto que tarde.
Los datos hablan por sí mismos. Según las encuestas realizadas por Cedecarne, el reparto a domicilio en carnicerías creció en los primeros meses más de un 50%; y la vía principal para dicha compra fue Internet (con un 30% de dichos encargos), seguida de la llamada telefónica y Whatsapp.
Para realizar esas ventas a través de Internet basta con un simple e-mail, un mensaje de Whatsapp e incluso un contacto por redes sociales; pero otras opciones más rápidas, cómodas y completas han triunfado entre los que sí estaban preparados: los e-commerce propios o, en otros casos, los marketplaces o apps de compra agrupada han sido el mayor aliado del consumidor (y del profesional) ante el encierro y el miedo.
A nivel general, del estudio realizado por IPSOS para Samsung se desprenden también datos interesantes, como que casi 2 de cada 3 encuestados afirman haber aumentado sus compras online y un 39% dice haber comprado en Internet por primera vez productos de alimentación, de los cuales un 19% afirma que a partir de ahora realizará este tipo de compra con más frecuencia.
Por otro lado, para los que sí querían y podían ir a comprar al establecimiento, la opción preferida fue el encargo previo para recoger en tienda de forma rápida, evitando colas y aglomeraciones y, así, previniendo el contagio. Es lo que se denomina Click&Collect, una modalidad que aumentó un 85% durante la cuarentena, sobre todo en los inicios. Y que en la mayoría de los casos fue acompañada de otras medidas preventivas como el TPV, fuese cual fuese el pedido mínimo, o incluso Bizum si se pagaba antes de ir a recoger. La cuestión era ponérselo fácil al cliente.
¿Qué hay de bueno en todo esto? Que hemos estado al pie del cañón, haciendo un esfuerzo que el consumidor valora y premia, pues muchos vecinos han vuelto a comprar en las tiendas de barrio y estas han atraído a mucho más público joven. Eso sí, ahora hay que mantener a esa clientela, y para ello hay que continuar actualizándose, si es que lo has hecho… y si aún no te has puesto a ello ¿a qué esperas?
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