¿Qué te llevó a tomar la decisión de empezar a trabajar en el negocio?
Al final, como era un negocio familiar, siempre terminaba pasando los ratos libres que tenía aquí, y venía a echar una mano en las vacaciones de verano, en las navidades… Cuando cumplí 18 años me puse a estudiar y a trabajar, tratando de compatibilizar ambas cosas, pero al final los estudios no funcionaron y me quedé trabajando aquí definitivamente.
Lo cierto es que el sector del comercio de la carne y derivados requiere paciencia y mucha atención durante el proceso de aprendizaje ¿Cómo fueron esos primeros pasos para ti?
Fue ir poco a poco. Yo comencé en un puesto que teníamos antes que era una especie de ultramarinos, pero, por las tardes, me dedicaba a deshuesar carne, cortar jamón, lonchear embutido… mis compañeros me decían “venga, vamos a deshuesar un morcillo, vente a deshuesar un pecho”. Como es normal, al principio no podía trabajar las piezas más delicadas, eso fue ya con el tiempo.
Esa lentitud que dices que resulta necesaria para poder aprender el oficio, ¿es fácil de sobrellevar? ¿Cómo definirías ese proceso de aprendizaje?
Lo cierto es que sí me ha pasado, y me pasa, querer ir más rápido a la hora de aprender algunas cosas, pero no ser capaz. Esa idea de sentir que no avanzas, sobre todo al ver a mis compañeros, que tienen más experiencia que yo y, evidentemente, llevan otro ritmo.
Creo que aprendes todos los días, que es algo constante. Las cosas aquí van a su tiempo y es importante ganar experiencia, como en todo. Por poner un ejemplo, yo llevo cuatro años cortando jamón, y creo que hay que partir mucho para hacerlo bien. Aún hay veces que me doy cuenta de que hago cosas mal, y me pongo a pensar en cómo podría hacerlas mejor.
¿Cuál es tu recomendación en este sentido?
Sobre todo, diría que, si han decidido empezar en esto, que no se frustren. Como ya he dicho, al principio es un proceso lento y difícil. Obviamente, si no tienes un manejo, no te van a dejar hacer cosas complicadas, porque te puedes cortar, o estropear el producto, que vale mucho dinero y es la base del negocio. Es lento, pero este es un trabajo artesano y al final lo consigues, y ves que se valora más lo que haces.
Como parte de la necesidad de incorporar a las nuevas generaciones en el sector, ya sabrás que, desde Carnimad, tratamos de promover el aprendizaje del oficio entre los jóvenes ¿Crees que este sector se valora como salida profesional?
Se está empezando a perder el valor de todo esto, de lo que hacemos, de lo que damos. Al final, repercute en que la gente no lo tiene en cuenta como salida profesional. Es la pescadilla que se muerde la cola: un chaval de 16-17 años, que sus padres no compran en el mercado tradicional, no ha vivido lo que es esto, no lo valora. Y, por tanto, no lo puede tener en cuenta para su futuro.
¿Qué les dirías tú al respecto?
Les diría que aquí el trabajo no les va a faltar. Que la gente siempre va a tener que comer y, por tanto, consumir en el sector. Pero que, además, a día de hoy, hay falta de profesionales especializados en carnicería, charcutería y, en general, comercios de carne, por lo que la demanda está en alza.
¿Crees que los jóvenes podrían aportar una perspectiva diferente al negocio?
Claro. Al fin y al cabo, hay mil maneras de hacer las cosas. Las nuevas generaciones vivimos de otra manera y eso se acaba reflejando. Por ejemplo, estamos mucho más inmersos en el mundo digital, en comprar por Internet, y esas ideas las trasladamos a la profesión.
Dices que los jóvenes viven de otra manera. Como parte de este cambio, de los nuevos hábitos de vida de las nuevas generaciones ¿sería, por tanto, necesario adaptarse a ello? Por ejemplo, implantando esas herramientas digitales, que forman parte de su día a día, en el sector.
Si, de hecho, pienso que es lo correcto. Realmente no es tan complicado, solo hay que cuadrar bien todo. Lo importante es mantener la idea de dar valor tanto a quien te está vendiendo, como a la calidad del producto. Seguramente, el futuro sea ese: buscar que esto sea lo más cómodo posible para el cliente. Ahora mismo, con que mantengas la clientela que tienes, si a través de Internet ganas dos o tres clientes, ya es una buena inversión. Merece la pena apostar por estas nuevas herramientas.
Quizá a una persona a la que le quedan pocos años para jubilarse, pueda suponerle menos problema. Pero el que está empezando, si no comienza a invertir en este tipo de cosas, seguramente en 10-15 años esté cerrado.
Entonces, ¿podríamos decir que empiezan a surgir nuevos métodos y formas de atraer al público?
Hay que tener en cuenta que antes no había tanta competencia, ahora, te vas quedando con menos cuota de mercado. Competimos muchas veces con auténticos gigantes y, a precios, no puedes rivalizar con ellos, es imposible. Por eso, tenemos que innovar para ser mejores, no quedarnos en lo de siempre, y apostar por la calidad, por nuestros productos y por el trato. Esto es superimportante, es lo que nos diferencia, porque nosotros no solo buscamos vender, también que la gente esté contenta y que vuelva. Si no evolucionas, te estancas, y estancarse, al final, es ir a menos, es que te coman la tostada.