Cuántas veces hemos oído decir o hemos dicho esta frase, dando por cierto que si no tienes un oficio difícilmente vas a recibir una recompensa en la vida, o llegar a algo. ¿Pero hasta qué punto el tener un oficio se ve recompensado? ¿Cómo de bueno tienes que ser? ¿Es lo mismo ser profesional en algo que ser un buen profesional, tener talento o tener un oficio?
En mi opinión son cosas diferentes, no siempre el tener un oficio va a significar que automáticamente seas un buen profesional. De hecho, el oficio se ve como algo que tiene una tradición en el tiempo, algo ancestral, algo que de entrada nadie cuestiona que se haga bien porque se supone que se ha hecho durante años, pero precisamente hacer algo durante años no te convierte por definición en un buen profesional.
Todos los oficios y todas las profesiones tienen su evolución, y no hay evolución sin formación, no hay formación sin inquietud, y no hay inquietud sin análisis. He tenido oportunidad en todos estos años de impartir formación para los profesionales del sector del comercio especializado de la carne, y he podido ver dos perfiles de alumno principalmente, aquellos que muestran curiosidad, que no dan nada por hecho y que se cuestionan lo que hacen para ver cómo lo pueden hacer mejor; y los que cuestionan al formador haciendo valer sus años de experiencia en el sector, pareciendo estar de vuelta de todo y alegando que nada se puede hacer para cambiar las circunstancias que siempre en todo caso les son ajenas: los hábitos de los consumidores, la competencia de los otros formatos de distribución, las normas sanitarias que les impiden crecer, las trabas burocráticas… y un largo etc.
Curiosamente, los perfiles de estos profesionales están directamente relacionados con su empresa, seguro que todos conocéis a qué me refiero y se os vienen a la mente algunos casos. Y os digo una cosa, si alguien puede movilizar conciencias sois vosotros mismos, unos a otros, compartiendo vuestras experiencias y ejemplo.
Por eso, eventos como los que han tenido lugar en el marco de la feria Meat Attraction de este año son tan importantes, porque ponen en valor el talento, la innovación, las ganas de crear, de diferenciarse, de mostrarse ante los demás.
Esto requiere de una gran valentía porque exponerse públicamente te hace más vulnerable, pero al mismo tiempo te humaniza y te vuelve resiliente, al ser capaz de asumir que no a todo el mundo le va a gustar lo que haces y cómo lo haces, pero seguro que también vas a tener tu público. Siempre tiene que haber valientes que abran brecha y estos serán los que ayuden también a mejorar y a crecer en el oficio, unas veces serán los mejores en lo suyo y otras veces profesionales que no tienen miedo al fracaso y a seguir aprendiendo.
El talento es una mezcla de aptitudes y actitudes que te van a hacer destacar del resto, y como decía un profesor que tuve hace años: “el talento solo es útil cuando alguien lo pone en valor”. Un gran futbolista puede tener mucho talento pero si solo juega en el patio de su calle con sus amigos y nadie le “descubre” para la sociedad, no le va a servir demasiado.
Por eso, os invito a que todos hagamos una cura de humildad, nos cuestionemos cuáles son nuestras habilidades y nuestras actitudes ante nuestro oficio y nuestra empresa, nos planteemos cuántos años llevamos sin hacer nada nuevo ni extraordinario, cuándo fue la última vez que invertimos en nuestra empresa o en nosotros mismos, que le preguntamos a nuestros clientes su opinión, y os animo a que “salgáis del armario” profesional y os atreváis a tomar la iniciativa. Como dice aquel dicho: la mujer del César no solo tiene que ser buena, sino también parecerlo.
Artículo publicado en la revista La Carne. Click aquí para suscribirte
